Los asistentes a la XXVII Jornada de los “Martes de Protocolo” también debatieron acerca de los problemas que general las personalidades que llegan tarde a los eventos “incluso sin confirmar asistencia”
Madrid, 6 de octubre de 2021
La conveniencia o no de utilizar himnos y demás símbolos oficiales del estado en eventos de carácter privado, especialmente, en el ámbito de los partidos políticos, fue el principal tema de debate de la XXVII Jornada que celebró el martes 5 de octubre el Observatorio Profesional de Protocolo y Eventos (OPPE). En esta ocasión, hubo opiniones para todos los gustos, aunque la mayoría de las personas que tomaron la palabra consideraron “inoportuno” la utilización de estos símbolos en ámbitos privados.
También se abordó otro asunto que puede parecer más liviano pero que, sin embargo, representa un permanente quebradero de cabeza para los profesionales del protocolo: qué hacer y cómo comportarse con las personalidades que llegan tarde a un acto (a veces incluso sin estar invitadas) y que reclaman el sitio preferente que les corresponde, aunque éste ya se encuentre ocupado. Aquí, la totalidad de los hablantes reconocido el gran problema que causan quienes así se comportan, y se comentaron estrategias y pericias para poder solventar estas situaciones con éxito y sin problemas.
Previamente a todo esto, los habituales asistentes a estas jornadas analizaron como está siendo el regreso de los eventos después de la grave situación vivida como consecuencia de la pandemia. También todos los que tomaron la palabra coincidieron en señalar que está vuelta está siendo “muy voluminosa” con la celebración de numerosísimos eventos, hasta el punto de que sus organizadores “no damos abasto”. Y todos criticaron que este regreso estaba siendo demasiado rápido y, especialmente, afectado por las insuficientes medidas de seguridad sanitaria que se adoptan en los mismos.
Himno de España en el congreso del PP
La celebración del congreso del PP del pasado fin de semana celebrado en la plaza de toros de Valencia sirvió de argumento central para el debate de la utilización de los símbolos oficiales en actos que no tienen este carácter. El caso es que este congreso se clausuró haciendo sonar el himno nacional. A la mayoría de los asistentes fue algo que no les gustó por considerar que se trataba de una utilización “absolutamente partidista” del himno y que además no se estaba celebrando un acto oficial, sino un evento privado (“porque un congreso de un partido político es un acto privado”). No obstante, hubo algunas personas que argumentaron con criterio que este uso en cualquier circunstancia lo veía absolutamente normal. “El himno de España es el himno de todos los españoles y no es criticable que se utilice en circunstancias como ésta de Valencia”. También se dijo que el Partido Popular llevaba clausurando sus congresos con este himno “desde siempre” y que no se entendía el porqué de las críticas actuales, “que siempre vienen de quienes nunca respetan estos símbolos”. Incluso alguien afirmó que el PSOE también utiliza el himno nacional en sus congresos. Pero el sentir general fue que el uso de estos símbolos oficiales debería ser exclusivamente en actos oficiales.
Respecto a los problemas que causan a los profesionales del protocolo la ubicación de las personalidades que llegan tarde a los actos (incluso sin estar oficialmente invitados), cada persona que tomó la palabra dio a conocer sus maneras de actuar, sus estrategias aprendidas a base de experiencia. Las principales más comentadas fueron, entre otras, las siguientes: dejar siempre algunas plazas estratégicamente ocupadas por personas a las que después “se les puede levantar sin problema (porque previamente está pactado) si aparecen quienes no lo hicieron a tiempo”, poner carteles de reserva disuasorios que den margen de maniobra para que los asientos puedan ser ocupados de forma muy versátil, otros manifestaron que practicaban lo que ellos llamaban la pedagogía de la confirmación (“hemos de trabajar a nuestro favor; pensar que siempre va a venir alguien que no ha confirmado es utópico”), e incluso dejar esas plazas libres con el cartel de quien las tenía que ocupar “para que la gente se entere de que esa persona no asistió”.